jueves, 30 de diciembre de 2010

COMPLEJOS Y ACOMPLEJADOS


Decía Manel Comas comentando el partido entre el Barcelona y el Real Madrid, que tenía la sensación de haber visto ya ese encuentro y deja caer una especie de crítica velada (o no) a Ettore Messina en el sentido de que tenía que haber buscado alguna solución táctica diferente para enfrentarse a los blaugranas como por ejemplo, poner a Felipe Reyes de cinco puro en vez de colocarle un poco más lejos del aro en posición de ala-pívot.

Sin embargo, Messina sí utilizó alguna variante táctica diferente como es una zona 1-2-2 rota con pasmosa facilidad tanto desde el exterior como el interior, la opción de Carlos Suárez como cuatro para obligar a las inmensas torres azulgranas a salir más de la zona y que lo único que hizo fue que las ayudas salieran perfectamente a tapar su entrada al aro cuando rebasaba a su par, etc. Etc. Etc.

Entonces, ¿por qué Manel Comas tenía esa sensación?, pero más allá aún, ¿por qué todos pensábamos como él?

Porque aunque no queramos reconocerlo, todos los que estén en alguno de los dos bandos, ya sean entrenadores, jugadores, masajistas, delegados, público, cheerleaders, los que pasan la mopa, etc., están aquejados de un complejo, unos de inferioridad y otros de superioridad, quedando en una especie de limbo todos aquellos que no se decantan por ninguno pero que saben que ambos están enfermos con dicho mal y esperan ver si hay cura o, por el contrario, vuelven a ver el mismo episodio que ya alcanza un carácter crónico, cosa que así sucedió.

El Real Madrid (no hacía falta ni decirlo) es el máximo exponente de lo que es un complejo de inferioridad, a pesar de venir como líder destacado, con una victoria en el Buesa Arena que se le resistía desde mucho, con una soberana venganza sobre el Spirou francés venciendo por 94-45 en Euroliga, sale pensando desde el salto inicial que su rival es mejor, considera que aunque ponga lo mejor de sí para defenderlo, sabe que el jugador que está defendido meterá canasta aunque tire sacando el balón desde el ombligo y a cuchara, no tiene confianza en las indicaciones que le haga su entrenador porque sabe que su rival es más fuerte, más alto, más guapo, más intenso, más adinerado, y ello le obliga a hacer todas sus actuaciones defensivas u ofensivas con miedo, hasta el punto de que tirar parece un suplicio y nadie quiere tomar esa responsabilidad, sin contar que, quién al final lo asume, hay más de una vez que no toca ni aro.

En el otro lado tenemos una muestra de lo contrario, el F.C. Barcelona se presentaba como segundo en la competición por detrás del Real Madrid, habiendo pasado al top 16 en una rácana tercera posición, con fichajes de última hora: Ingles y Anderson, (éste último debutaba en este partido) y además con una baja más que relevante, Pete Mickeal. Desde luego un panorama que hacía ver a los no enfermos, la posibilidad de ver un partido más que disputado. Pero hete aquí que sale un equipo que, dando muestras que sigue gravemente enfermo de ese complejo de superioridad, considera al Real Madrid como el equipo alevín de villarobledillo de abajo y consciente de que saben que son mejores, no le dan ninguna opción, da igual el entramado defensivo del rival, si fallan algún tiro lejano saben que otro cogerá un rebote, si dan un pase en el aire sabe que siempre estará ocupada la esquina correspondiente para lanzar sólo, en resumidas cuentas, un ciclón.

Y así termina el encuentro, como empezó, con 20 puntos de ventaja otra vez a favor del enfermo que jugaba en casa en esta ocasión, no busquemos soluciones técnicas, tácticas o de otro tipo, ni pensemos que Xavi Pascual es lo máximo por encima de Phil Jackson o que Ettore Messina ha sufrido un alzeheimer en sus conocimientos baloncestísticos. No, todo se resume en una palabra: COMPLEJOS, para unos y para otros, cada cual el que le corresponde

¿La cura?, al día de hoy no existe o este modesto articulista no la conoce, habrá que esperar a la próxima revisión que puede ser allá por el mes de febrero, en esta ocasión en Madrid, con motivo de la celebración de la Copa del Rey, veremos si las medicaciones surten efecto o por el contrario volvemos a ver otro repetido episodio.

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